lunes, 2 de mayo de 2016

Marca de vida

Me siento sola y herida, por una bala abatida
como un animal en una esquina, allí me han dejado
aquellos hombres que yo creía mis amigos
una raja y cinco tiros, yo, inocente los había creído.

Aquí te cuento la mierda de mi vida
donde nunca he mandado yo
Siempre he estado dominada, dominada por le pánico
del final de mi destino ya marcado.

Cada día fue un tormento desde el momento que nací.
Mi madre se drogaba y mi padre bebía.
Mi hermano mayor conmigo se quedó
Cuando vio que no podía cuidarme en el hospicio me vi.

Pasado el tiempo yo crecía, en medio de insultos.
Cuatro ojos me pusieron; pecosa rata de alcantarilla.
Mis dientes de hojalata al país de Oz me llevaban.
Gritos, palizas y pederastia en mi anidaban.

Aquí te cuento la mierda de mi vida,
donde nunca he mandado yo.
Siempre he estado dominada, dominada por el pánico
del final de mi destino ya marcado.

Los dieciocho llegaron y en la calle me pusieron.
Cuatro esquinas, cinco calles y un 10% para mi.
Para comer y consumir me debo prostituir.
Tres faltas con la regla, cuatro hostias y a dormir.

Un buen día tu llegaste para decirme que me querías.
Yo confié en ti y me sacaste del burdel.
Muchas caricias tu me dabas
hasta que tu verdad pude conocer, conocí como eres.

Cuando una noche se te aflojó el tornillo
me vi en el suelo con un cristal en la mano
para ver la tortura de ser mujer
y ver llegar mi destino a bala y cuchillo.

Aquí te cuento la mierda de mi vida
donde nunca he mandado yo.
Siempre he estado dominada, dominada por el pánico
del final de un camino ya marcado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario