lunes, 21 de noviembre de 2016

Enhebrados

Acostada sobre un lienzo en blanco
te acaricia suavemente un halo de luz
cuando entra casi sin permiso
por el resquicio de la persiana.

Eres la perfecta estatua clásica
de tersa piel y armoniosas curvas
reposando la elegancia de tu tez 
sobre el sueño de los dioses.

No oso tocarte por si despiertas,
la tentación me puede y destapo
la seda que te protege de mi vista.
Doy gracias por tenerte para mi.

Me arrodillo a tu vera y siento
esa fragancia que huele a ti.
Me hipnotizas solo con tu aroma,
solo quiero estar junto a ti.

Despojo mi cuerpo de prendas inútiles
y así yacer puro a tu lado
fundiéndome de amor por ti
enhebrando nuestros alientos.

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