Camuflada en los rayos solares
paseando por la brisa del mar
y dejándose ver, a veces, de noche
esta sensación inesperada
que todos buscamos y esperamos
sin darnos cuenta, que está en el camino
ese que día a día recorremos
al encuentro de la felicidad.
Experiencias queridas y espontáneas
galardonadas en la memoria del ser
hacen que seamos como somos,
mientras tanto, nos quejamos
como buenos humanos, de la vida;
esa que elegimos vivir a cada segundo
y achacamos al vecino los errores
que no deberíamos haber cometido.