sábado, 30 de abril de 2016

Sab 16pm

Las frías gotas de agua van tocando el cristal. Suavemente van incrementando. Una taza de chocolate caliente sobre la mesa. La fragancia de la menta que le he puesto inunda la habitación. El ambiente está frío y la humedad entra hasta los huesos. Me siento bien. Disfrutando de la soledad. Me acompañan las páginas de un libro recién estrenado. Dejo el libro sobre mis rodillas y agarro la humeante taza y me caliento los dedos. El sabor a libertad inunda mis papilas gustativas y me pongo a pensar.

Abro la ventana para poder sentir el roce del aire en mi cara. Me da un escalofrío. Mi cuerpo me pide volver a una climatología menos adversa pero mi mente sabe que así estoy mejor. La pureza del aire es inmejorable. Mis sensores olfativos me dicen que huelen la libertad. Huele a tierra, a hierba mojada, a las encinas que rodean la cabaña. Es una explosión de vida. Me siento bien conmigo mismo, por estar en el momento adecuado en el lugar oportuno. Cierro la ventana. Vuelvo a sumergirme en los aromas de mi taza de after eight. Vuelvo a él, el culpable de estos placeres. La sobremesa conmigo mismo un buen sábado por la tarde; en compañía de un buen libro.

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