viernes, 29 de abril de 2016

Conocimiento del dolor

Otro día más, camino de la cárcel. Soy inocente, ¿por qué me encierran ahí? Me detuvieron, sin juicio ni declaración me condenaron a esta tortura. Prisión incondicional hasta los 16, de lunes a viernes y de 8 a 14. No se que hice ni de qué se me acusa. Cada mañana, cuando suena la alarma me quiero morir. Ya no me lavo ni la cara y mejor voy a clase sin desayunar. ¿me estarán esperando en la esquina? No se si arriesgarme e irme por el otro camino. Si no me encuentran en el recreo tendré mi recompensa. No les gusta jugar. No somos gatos pero tú si un ratón y te vamos a exterminar.

Llegué a la verja, ¿dónde estarán? Las piernas comienzan a temblar, se me eriza el vello de la nuca. Mis fosas nasales notan esa fragancia fresca de colonia de azahar. A mi lado pasa la musa de mis inspiraciones, la más bella de las criaturas que han pisado este mundo. Embriaga mis sentidos sólo con saber que está cerca. Pasa a mi lado y me sonríe. Yo no sé como responderla. Sutilmente alzo un poco la mano a modo de saludo y ahí fue cuando ocurrió. Cuando menos atento estaba. Aparecieron de la nada y mi nariz chocó de sopetón con un fuerte y cerrado puño. Pero eso no me dolió; lo que me partió el alma fue que mi secreta amada no se dio ni cuenta de eso. Mientras caía, vi lo que menos quería ver; la sonrisa que pensaba era mía no lo era. Había sido un presente para un chico mayor y yo quiero morir, la ha besado.

Solo la soledad me ampara. Ese mundo paralelo en el que vivo y donde yo soy el amo de todo. Nadie me hace daño, nadie puede conmigo. Quiero poder vivir mi vida en ese universo donde simplemente soy yo. Donde no hay dolor y tampoco esta prisión. Decían que la letra, con sangre entra. Yo me planteo morirme para ser donante por última vez.

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