lunes, 2 de mayo de 2016

Sueño de una mosca de verano

Ahí estás, como siempre tan puntual. Sea la hora que sea, el día que sea ahí siempre estás tú. Con ese atronador zumbido revoloteando a mi alrededor. Tanto te da ir a la playa, a la piscina, al salón de casa.. Todavía no se si es que te prometí algo o si directamente te debo algo. Te acercas sobrevolando mi anatomía, decidiendo donde hacer tu triunfal aterrizaje. Lo consigues. Ya no te oigo pero no se dónde estás. Alguno de mis instintos se decantan por la opción de que estás sobre mi bañador. ¿Estás ahí o exploras por el contorno de mi cuerpo? Te gusta jugar, el riesgo, te haces la víctima pero eres una máquina de cazar. Noto un hormigueo en mi cintura. Lentamente vas moviéndote por la cadera. Yo soy paciente. No tengo prisa. Como no me picas te doy la oportunidad de irte. Doy una palmada, calculo mal y te escapas. Parece que no te gustan las consecuencias de la fiesta que te has montado. Vuelves a revolotear alrededor de mi anatomía. Yo ya no puedo dormir, me levanto y te veo ahí. Buscando una fisura en el cristal de la ventana. Me has despertado y eso no puedo tolerarlo. Sigilosamente me acerco. He pasado de presa a cazador. Tu sigues despistada contemplando esa libertad que tanto ansías. Yo no te invité a colarte en mi casa y menos te invité a echarte la siesta conmigo. Esta vez no fallo. Te agarro de las alas y ya eres mía. Dudo entre torturarte como tu lo hiciste con mis oídos o usarte para algo más constructivo. Que aproveche, Gustavo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario