miércoles, 4 de mayo de 2016

Sueño de musica

Me estoy quedando dormido. La noche se convierte en mi refugio. Pachelbel me acompaña esta vez en mi viaje. Amanezco en el mundo de los sueños. No se que aventuras me esperan pero lo que tengo claro es que buen gusto para elegir escenario si tengo. Este verde prado en la base de una colina y que empieza a ascender es inmensamente bello. Una cama con doseles me acomoda mientras disfruto de las vistas. El prado, es dominado por una centenaria encina que mirando al sur crece año a año.

Oigo algunos estruendos que me descolocan, se acerca una pesadilla. El ruido se acentúa pero solo es ruido. De repente un silbido y el ruido se va disipando en la lejanía. Mozart sustituye en la melodía. Hormigas, marchando al compás se van apoderando de las golosinas que hay sobre una pequeña mesita al lado de la cama. Cuando me acerco, crecen; se enfurecen y me enseñan unos dientes bien afilados y lo que más me sorprende, llevan unas lanzas bien afiladas. Creo que ya se dónde estoy.

De repente una descabellada idea pasa por mi mente. Estoy en al campo de la abeja Maya, ¿será posible el poder ir a otros lugares de cuento? De momento tengo que ir con cuidado, las hormigas dan algo de miedo. A saber lo grande que puede ser la araña Tecla. Bach envuelve mis sentidos con su Air. Creo que me voy a quedar todo el sueño en esta cama cómodamente disfrutando del roce de los arcos de violines y demás instrumentos.

Siento hambre, un dulce aroma a galletas de mantequilla me despierta. Bach ya no está. ¿Quién está sonando? No hay violines, son instrumentos de viento. Wagner, si es la obertura de Tannhäuser. En que mundo me habré metido ahora. Parece que estoy en una suite de principios del siglo XX. Oigo ruidos de muchos niños. Salgo de la habitación y se me quedan todos mirando. En perfecto estado de revista y yo... con un pijama de rayas esperando no ser condenado en Auschwitz. Tocan el timbre de la puerta. Un criado abre y ahí aparece mi salvación. Cierta monja rubia extraoficialmente conocida como Julie Andrews. Ya me se sus canciones así que me vuelvo a la cama e intento dormir. Carl Orff me sobresalta con Carmina Burana. Se acabó mi peripecia nocturna. Es hora de levantarse.

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