sábado, 7 de mayo de 2016

Domingo de suegra


  • Buenos días cariño.
    • Buenos días princesa.
  • ¿Llevas mucho tiempo despierto?
    • El justo y necesario para darme cuenta que verte dormir pegada a mi es el mejor momento del día y con diferencia.
  • Que exagerado eres. Además, con estos pelos de loca, sin arreglar y con los restos de babilla en el labio... estoy impresentable.
    • Eso es porque has dormido muy a gusto. Y el ver lo segura que te sientes abrazada a mi cada mañana me hace sentir genial.
  • Claro que me siento protegida. Y si encima se que me haces de guardaespaldas vigilando como duermo pues más aún.
    • Estas preciosa cuando duermes pero cuando te despiertas iluminas la habitación con la luz de tu mirada y cuando me ves aquí de guardia, sonríes! 
  • ¿Qué hora es?
    • Pues no es muy tarde, casi las 12.
  • ¿Recuerdas que hemos quedado para comer a las 13:30?
    • Si llegamos un poco tarde tampoco pasa nada, mandamos un mensaje y ya está.
  • No, vienen mis padres a comer a casa y tenemos que preparar la comida todavía.
    • O sea, que ponerme tan cursi no ha servido de nada, ¿verdad?
  • No. Tenemos que levantarnos y preparar las cosas enseguida.
    • A partir del fin de semana que viene, vamos a su casa a comer siempre que haga falta, que eso de levantarme y no poder desayunarte.... con lo que me lo había currado...
  • Venga, date prisa que sino nos pillan en la ducha.
    • Juro que mataría al que inventó eso de tener que comer con la suegra los domingos.

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