Desde que en mi vida tu apareciste
no hay noche que duerma sin ti
ni día que no sueñe contigo, porque tú,
has cautivado mi mente
envenenando con tu belleza
todo aquello cuerdo que quedaba en mi ser.
Tu piel morena me hipnotiza
ensimismado en tu blanca sonrisa
me encuentro noche tras día
buscando por doquier, mujer,
el azabache de tus ojos de tigresa
lejos estás que no te encuentro.
Diosa griega esculpida en mármol de canela
me pierdo admirando tus curvas
me encuentro, cada vez que te escribo
más cerca de ti. Porque mi alma
ha sido tuya desde que esa sonrisa me regalaste
y mi corazón robaste.
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