Atarazado cariño recibido
por tu mano de acero forjada
en otras tantas ya en el olvido
de la memoria social destartalada.
Tormento de divas y galanes
en la decadencia de sus facultades
subyugadas a la resiliencia corporal
expectante al próximo asalto.
Halagos que lastiman el alma,
aunque zalemas los precedan,
perpetúan la rúbrica notarial
de tus formas de amar.
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