lunes, 20 de junio de 2016

Honor

Encerrado en mi particular cárcel
cumplo cadena perpétua
apartado de la empática sociedad
que señala a dedo, acentuando
condenas y petequias sobre mi.
Calumnias acerbadas leo
en vigorosas columnas de revista
todos me tienen en su boca
pero nadie en su alma.
Engaños y traiciones
injurias y prevaricaciones
ya no queda honor ni entre ladrones.
La funesta codicia alumbra
el alma de los fieles oradores
mientras yo, enfermo paliativo
me deshago cual vampiro
disparado por un rayo de sol.

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